martes, 27 de febrero de 2018

AUTO MEDICACIÓN

La automedicación es la medicación sin consejo médico (en el caso de medicamentos de prescripción) y farmacéutico (en el caso de medicamentos OTC). Crea diversas complicaciones si no se tienen suficientes conocimientos. Algunas de esas complicaciones son las siguientes:







Disminución de la efectividad de los antibióticos en la persona que los toma y generación de cepas de bacterias resistentes al antibiótico que pueden infectar a otras personas


Interacciones
Un caso con poco riesgo de automedicación es el de los medicamentos contra el resfriado. Normalmente los médicos los recomiendan cuando el paciente va a consulta y a veces recomiendan su uso sin la indicación de una nueva visita. Una alternativa de la consulta médica es la consulta con el farmacéutico, que posee un importante conocimiento de los medicamentos que dispensa como resultado de una carrera universitaria y de su constante formación posuniversitaria. El farmacéutico, en caso de que vea necesario un diagnóstico, debe remitir al cliente al médico.


Aunque el uso incorrecto de medicamentos se asocia con el que los toma, en algunos casos el tratamiento inadecuado es prescrito por el propio médico. Es el caso de recetar sistemáticamente antibióticos para el catarro o la gripe. Los antibióticos no tienen efecto en estas enfermedades, ya que solo son útiles en los casos que se combinan con otras infeccio


La automedicación es la tilización e medicamentos por iniciativa propia sin ninguna intervención por parte del médico (ni en el diagnóstico de la enfermedad, ni en la prescripción o supervisión del tratamiento).

La automedicación responsable puede ser conveniente si se utiliza para tratar síntomas menores como el dolor, la fiebre, la acidez de estómago, el resfriado, etc y durante un tiempo limitado. De hecho existen medicamentos que no necesitan receta médica y que se pueden comprar en la farmacia.


Aun así, que un medicamento no requiera receta médica para su dispensación, no quiere decir que sea inocuo y no pueda resultar perjudicial en determinadas situaciones ya que no deja de ser un medicamento. Por lo tanto ante la duda se debe consultar al médico.


Un caso diferente sería la automedicación con medicamentos que requieren receta y que por tanto deben ser prescritos por un médico. Esta es una práctica desaconsejada. Un ejemplo sería la toma de antibióticos sin prescripción médica ante la sospecha de una infección. Los antibióticos no se deben tomar nunca por propia iniciativa sin la supervisión de un médico.

La automedicación sin control médico o farmacéutico conlleva una serie de riesgos para la salud que en muchos casos son desconocidos por los ciudadanos

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